Hedera helix L.
AraliaceaeSe encontró un buen día con un palacio maravilloso rodeado de pintorescos jardines, donde los árboles habían brotado tan rápidamente como las murallas… rodeado de magníficas palmeras, hermosos cipreses y verdes araucarias, todo mezclado con atrevidas terrazas, puentes colgantes, torres y kioscos árabes, murallas almenadas, ruinas y arcadas góticas, que la yedra ha revestido rápidamente con la poesía del tiempo.
Esta descripción ciertamente evocadora de un jardín, aparece en La Bahía de Cádiz, escrito publicado en 1858 por Antonio de Latour, preceptor del duque de Montpensier, quien recogió en esta obra una imagen de los jardines que se estaban creando para el Palacio de Orléans y Borbón de Sanlúcar de Barrameda, un jardín de clara impronta romántica que puede notarse en la imagen que de la hiedra anota Latour en este pasaje.
Planta trepadora que cubre muros enteros, es normal que se la haya asociado con el paso del tiempo, incluso como síntoma de abandono y decadencia de los edificios, y en este sentido es cómo es explotada por la jardinería romántica. Sin embargo, al mismo tiempo la hiedra crece abrazándose a los troncos de los árboles, por lo que ha inspirado referencias al amor y a la amistad, convirtiéndose en símbolo de fidelidad o afecto perpetuo.
Dedicada al dios del vino griego Dionisos, la hiedra está en el mito del origen de este dios, llamado Baco por los romanos. Cuenta Ovidio que, recién nacido de Sémele y Júpiter, Baco fue confiado a las ninfas de Nisa, que escondieron su cuna cubriéndola con ramos de hiedra para sustraerlo de la ira de Juno, la celosa esposa del principal de los dioses. La planta puede asociarse también al dios del vino porque sirve para aliviar, tomada en decocción, los efectos de la embriaguez.